Metodología Formaser

Inteligencia Emocional Sistémica

 

Nuestra metodología es totalmente flexible, eminentemente práctica y sus raíces están en lo emocional y lo sistémico.

Metodología Formaser

Partimos de la Inteligencia Emocional

El cerebro humano es producto de la evolución mamífera y tiene tres estructuras diferentes (la reptiliana, la límbica y la racional):

Reptiliana

Es la más primitiva y es la encargada de llevar a término funciones tan básicas e inconscientes como respirar o hacer la digestión.

Límbica

Surge más tarde evolutivamente y la compartimos con el resto de mamíferos; es la encargado de gestionar sensaciones y emociones y de resolver las necesidades de las que éstas nos informan.

Racional

Exclusiva del ser humano, se encarga del pensamiento lógico y de la capacidad de abstracción; gracias a él podemos leer, por ejemplo, o dar significados aprendidos socialmente a símbolos o señales diferentes.

En nuestra evolución como especie, los seres humanos hemos construido un mundo aparte de la naturaleza y configurado nuevas realidades que necesitan utilizar el intelecto por encima del instinto para poder sobrevivir. Este comportamiento puede producir dolor, cuando no somos capaces de entender aquello que nuestros instintos quieren decirnos.

En Formaser, el primer paso que damos es el de situar las sensaciones en nuestro cuerpo. Las sensaciones son movimientos eléctricos producidos por el hipotálamo y suelen ser incomprensibles debido a su velocidad, invisibilidad y volumen. Es importante aprender a vivir en el presente y fijarse en la propia respiración para poder llegar a sentir aquello que nuestro cuerpo nos dice.

 

Las emociones son las identificaciones de las sensaciones. Las más básicas son la alegría, el miedo, la tristeza y el enfado. Para conseguir una buena salud psicológica hace falta procesarlas, con la finalidad de descubrir aquella necesidad interior que se necesita resolver para calmar la emoción; sólo entonces el organismo regresa a un estado de equilibrio.

El objetivo final es ser capaces de combinar el campo sensitivo (emocional) con el campo relacional (inteligencia) para descifrar qué requiere el organismo para regularse. ¡Y así llegamos al concepto de inteligencia emocional!

Nos enfocamos en la Inteligencia Sistémica

El ser humano es relacional; es un mamífero que vive en comunidad y que necesita establecer relaciones para garantizar su supervivencia. La red de relaciones que conforman un grupo se denomina sistema, y todos los seres humanos forman parte de diferentes sistemas paralelamente en el transcurso sus vidas.

Hay muchos tipos de vínculos diferentes entre los integrantes de un sistema. Como los seres humanos tendemos a repetir pautas relacionales inconscientes, es muy sanador aprender a ser conscientes del tipo de vínculos que desarrollamos con las personas de nuestros entornos (familia, trabajo, amigos…).

La inteligencia sistémica se articula en conectar la inteligencia emocional con el sistema de vínculos.

Metodología
Metodología

Nos enfocamos en la Inteligencia Sistémica

El ser humano es relacional; es un mamífero que vive en comunidad y que necesita establecer relaciones para garantizar su supervivencia. La red de relaciones que conforman un grupo se denomina sistema, y todos los seres humanos forman parte de diferentes sistemas paralelamente en el transcurso sus vidas.

Hay muchos tipos de vínculos diferentes entre los integrantes de un sistema. Como los seres humanos tendemos a repetir pautas relacionales inconscientes, es muy sanador aprender a ser conscientes del tipo de vínculos que desarrollamos con las personas de nuestros entornos (familia, trabajo, amigos…).

La inteligencia sistémica se articula en conectar la inteligencia emocional con el sistema de vínculos.

Metodología

Y desarrollamos la Inteligencia Emocional Sistémica

Por un lado, la inteligencia emocional es la metodología que facilita comprender el movimiento eléctrico (sensaciones, emociones) que se produce dentro de nuestro cuerpo. Somos capaces de comprender la información almacenada en las emociones a través de la toma de consciencia corporal. Solamente así podremos gestionar nuestro comportamiento para poder retornar al estado de equilibrio necesario para gozar de una vida plena.

Por otro lado, la inteligencia sistémica trabaja a partir de los frutos de la inteligencia emocional, pero enfocándose en el campo de las relaciones. Metodológicamente, facilita comprender el movimiento eléctrico producido en el cuerpo con relación a los propios vínculos y a los sistemas que los componen, con el objetivo de detectar las dinámicas de comportamiento que se producen.

La Inteligencia Emocional Sistémica permite entender la información almacenada en las emociones y contrastarla con la información producida por el análisis de vínculos y del sistema al que pertenecen. Permite una comprensión más profunda de uno mismo y de los grupos de los que uno forma parte. En última instancia, pues, apunta hacia la consecución de una vida plena y real.