Cuando hablamos del trabajo con caballos, es común que lo primero que nos venga a la mente sean personas acercándose a los equinos para acariciarlos, abrazarlos y compartir momentos de ternura, cuidados y cariño.
Aunque este tipo de proceso ofrece beneficios innegables -especialmente en casos de niños y jóvenes con trastornos del espectro autista u otras patologías severas-, lo cierto es que el contacto con caballos criados en libertad ofrece posibilidades terapéuticas y de desarrollo muy amplias y también muy distintas.
Esto es así porque los caballos que viven en manada son los mamíferos más adecuados para el trabajo terapéutico con seres humanos.
Pero ¿por qué?
Los equinos comparten con nosotros los “cerebros” límbico y reptiliano, es decir, los centros emocional e instintivo. Sin embargo, a diferencia de los seres humanos, no cuentan con cerebro “racional” (neo córtex): son plenamente emocionales y sensitivos. Además, su configuración natural en manada se asemeja a las agrupaciones humanas, como la familia. Esto los hace ideales para actuar como espejo de la propia conducta.
Todo ello hace que convivir con caballos criados en libertad ofrezca una oportunidad única de conectar con lo que sentimos de manera natural, dejando atrás interferencias de nuestro día a día que hacen difícil comprender lo que nos sucede a nivel emocional. Asimismo, observar cómo se comunican los caballos de manera no verbal actúa como una potente metáfora de nuestras propias actuaciones. También nos permite tomar nuevas perspectivas en nuestros asuntos personales.
En breve empezaremos un nuevo taller de Inteligencia Emocional con caballos. Yo mismo y Jordi Buchaca Domingo, Equinoterapeuta y Director de TRAC, hemos diseñado nuestra propia metodología de trabajo en Inteligencia Emocional con Caballos.
La metodología está desarrollada en base al conocimiento y la investigación biomédica preexistente y con una clara resonancia sistémica. Se trata de un conocimiento que se amplía gracias al trabajo de campo desarrollado en todas las ediciones precedentes. El rigor y el aval científico son imprescindibles para propiciar un ambiente de trabajo personal seguro y de confianza.
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