Meditar y descansar en la vida

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Todo mi proceso de meditación ha ido cambiando mucho. Me gustaría compartir mis inicios en este ámbito ya que guardo muy buen recuerdo de ello.

Todo empezó al cambiar de casa. Un urbanita como yo se fue a vivir a la montaña, cerca del Montseny y justo en un momento importante de cambio de percepción en mi proceso personal. Había acabado la formación en Psicoterapia Gestalt y me había dado cuenta de la verdadera amplitud de la vida (más allá de lo que me pensaba).

Empecé a meditar gracias a un curso llamado “introducción a la meditación” realizado en la Casa del Tíbet en Barcelona, habiendo vivido en mi proceso personal elementos de la meditación relacionados con el budismo y que me parecían muy interesantes.

Así que después de las enseñanzas en el programa de Psicoterapia Integrativa, a través de Antonio Pacheco, empecé a sentarme en un cojín, a cerrar los ojos y a respirar.

Obviamente, en esos momentos mi mente iba veloz, veloz. Casi no podía ni detenerme y empecé a pensar y a seguir mis pensamientos. Desde luego, al compartirlo con Kike, mi entonces Psicoterapeuta, me decía que no era la verdadera filosofía y no paraba de repetir la frase que llegué a integrar casi de manera natural “no hay que hacer nada”.

Y así me puse, me empecé a sentar y empecé a no hacer nada. A la vez, me di cuenta de que respiraba y que tal y como me decía Kike sólo tenía que fijarme en mi respiración… y me faltaba algo. No acababa de estar quieto, más me parecía estar obligándome a sentarme que a apreciar ese momento.

Entonces ocurrió algo muy interesante, hubo un clic interno en el que me dije: “estoy aquí, aquí y ahora mismo”, entonces algo dentro de mí se estremeció y abrí los ojos. Como meditaba fuera de casa estaba frente a una montaña y me vi viéndola vivo.

Y me dije: “estoy viviendo ahora mismo, estoy en la vida”. Y lo respiré y cerré los ojos. Desde entonces en la meditación me acompañó eso de “estoy aquí, viviendo ahora y estoy respirando, vivo”.

Y empecé a descansar en la vida.

Y desde entonces se abrió un camino nuevo en mí de entrar en contacto con la vida de una manera más lenta y saboreando todos los instantes posibles.

Hasta ahora mismo, que me encuentro escuchando una canción de Mirabai Ceiba en el tren dirección a Barcelona. Estoy presente en la vida y es cuando la meditación se fusiona conmigo. Miro por la ventana y veo lo que hay, sin más.

Y hoy es viernes y me dirijo a mi Centro. Me gusta estar yendo a trabajar. Todo es cuestión de querer vivir la vida que hay en el preciso instante en que se produce.

Buen fin de semana, hasta la próxima!

El autor/La autora

Miguel Martín

Llevo 15 años acompañando a personas y organizaciones en procesos de transformación y empoderamiento. He trabajado en estrecha relación con proyectos ligados al desarrollo social. Como director de Formaser, mi propósito es ayudar a construir espacios sostenibles de bienestar en el campo profesional.

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