La Gestalt es una orientación psicológica perteneciente al campo de la Psicología Humanista, que se dirige, entre otras cosas, a detectar el mecanismo que tenemos los seres humanos respecto a la neurosis.
Fijaros, a simple vista la palabra neurosis suena bastante fuerte y algunos de vosotros podréis pensar… ¿Qué es esto de la neurosis?
Bien, la neurosis, de alguna manera, es un mecanismo de supervivencia que generamos desde pequeños, cuando salimos del mundo seguro de nuestros padres (alrededor de los cinco años) y vemos que hay algo más fuera de ellos. Su función es generar construcciones para encontrar cómo adaptarse a la vida, ante tanto estímulo amenazante externo (puesto que todo es nuevo).
Este mecanismo de supervivencia va a tal nivel de rapidez intentando encontrar fórmulas, estrategias y/o maneras de hacer, que construye como puede, ante las experiencias que van ocurriendo.
Su única función es la de asegurar una seguridad y una supervivencia para el individuo y es un mecanismo que actúa para defendernos de las amenazas ante lo desconocido.
Imaginaros, ¿No os parece una construcción un tanto estresante? Si lo básico es sobrevivir, el ritmo de aprendizaje es tan veloz que hay veces que se generan construcciones erróneas, en tanto no permiten la expansión de la persona, en Sociedad.
Podríamos decir que está más ocupado de sobrevivir que de vivir.
La Gestalt trabaja para estudiar, ya os digo, entre otras cosas, cómo es y qué forma tiene este mecanismo, analizando sus ingredientes, para evaluar, conscientemente, si las asimilaciones construidas por la persona encajan con su propio movimiento natural de ser.
Profundizar y detectar las erróneas asimilaciones garantiza opciones para resituar estos patrones de comportamiento, apartando insatisfacciones, desánimos, desganas e incluso, carencia de sentido ante la vida, para acercar un estado de tranquilidad y armonía interior, perdurable en el tiempo y asimilando desde ahí, el buen sentido que toma la vida.
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