Adentrarse en uno mismo no es tarea fácil y más todavía si tenemos en cuenta de que vivimos en un entorno en el que ha primado el desarrollo mental, a base de materias destinadas a fortalecer el mundo de las ideas.

Y desde ahí el ser humano ha evolucionado y ha sido capaz de construir grandes estructuras en las que vivimos cómodamente sin apenas gastar tiempo en descifrar más allá de lo que vemos.

Hasta ahora todo ha ido funcionando, sin embargo estamos ante una situación extraordinaria donde la estructura construida ha sido herida por algunas personas que se han dedicado a utilizar a otras personas para obtener mayores compensaciones.

El problema ahora es que estamos ante un entorno que necesita de una nueva configuración y que tenga presente los valores iniciales por los cuales se inició una construcción saludable.

Y entonces es ahí donde es necesario ir a buscar información para el cambio. Lo que esa información requiere de mucha precisión y es el ser humano quien dentro de sí tiene (de fábrica) un sensor que le dirige a una saludabilidad innata.

Ese es el mundo de las emociones, un mundo selvático por lo poco abordado que ha sido en nuestro entorno (escuela, trabajo…).

En mi caso sigo incidiendo en la importancia de dar un lugar de vital importancia a las emociones, siempre y cuando tengamos un método de análisis que convierta este mundo selvático en un viaje cómodo y tranquilo, que otorgue la correcta información.

Las emociones nos dan información sobre cómo regular el organismo, nos muestran cómo alcanzar el equilibrio ante los movimientos de la vida, así que si conocemos y reconocemos nuestro mundo sensorial podremos entonces unirnos desde un lugar saludable que permite construir un entorno equilibrado.

Que paséis un buen fin de semana.