Respetar el miedo

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Poner la atención en uno mismo implica dejar de mirar tanto las oportunidades que emergen y atender más a la forma que coge la necesidad de sentirse satisfecho.

Todos estos últimos post han estado dirigidos hacia la autenticidad y a la toma de decisiones conscientes que nos permitan alcanzar la tranquilidad; sin embargo, cuando nos disponemos a recorrer el camino aparecen ciertos momentos de “no saber” qué hacer y que hacen más complicado el camino a recorrer.

Ante algo así, aparece una emoción, a mi modo de ver, desconocida por muchos de nosotros: el miedo.

Estamos más acostumbrados (aunque a veces pongamos muchas resistencias) a vivir, aparte de la alegría, la tristeza y el enfado, pero el miedo es una emoción que nos cuesta reconocer a muchos de nosotros. De hecho, en mi caso tardé mucho tiempo en detectar esta emoción dentro de mí.

No estoy hablando de aquella sensación que se genera cuando vemos una película de terror o como cuando caminamos por la noche en una calle oscura, os estoy hablando de un miedo diferente, un miedo que aparece cuando entramos en una situación nueva, de desconocimiento de los movimientos a realizar o ante situaciones diferentes a las que estamos acostumbrados.

Todas tienen el denominador común de desconocer qué es lo que va a pasar y, desde luego, las sensaciones integran elementos como la incertidumbre, la duda o la inseguridad.

Entrar en un proceso de autenticidad implica pasar por el miedo. De hecho, si os fijáis en los post anteriores, estamos reflexionando sobre cómo hacer cambios que nos permitan estar más cómodos en la vida.

Todo cambio comporta atravesar situaciones totalmente nuevas y diferentes a las que estamos acostumbrados. Al ser vivencias nuevas y desconocidas integran la emoción miedo.

Al preguntarle a un maestro cómo podía hacer para llegar más lejos en mi búsqueda, me dijo algo que os quiero compartir y que me ha resultado clave en mi proceso personal: respetando al miedo.

La esencia de la enseñanza es que en tanto respetes el miedo, dejándolo estar, acercándolo y acogiéndolo en tu aventura de “lo nuevo”, conseguirás recorrer camino a pasos firmes, ya que te estás haciendo presente en el momento, aceptando lo que te pasa.

En cambio, si lo niegas o intentas saltártelo, el camino se vuelve más tortuoso y pesado porque has de cargar con algo tuyo que no quieres ver y, encima, te alejas del momento presente.

Si te fijas bien, no estamos hablando de nada más que de aceptar lo que te pasa.

Si no sabemos qué es lo que va a pasar, elegimos tener coraje y ser valientes para hacer lo que sentimos que nos va bien, y contactamos con el miedo -para acercar la realidad al momento y para obtener mayor detalle de los movimientos que estamos realizando-, ampliaremos la visión de la situación que estamos viviendo.

Allí todo toma sentido y podemos descansar en el camino, aun no habiendo llegado al objetivo final: la autorrealización.

Así que ánimo a todos los que estéis en el camino y hasta el siguiente post.

El autor/La autora

Miguel Martín

Llevo 20 años acompañando a personas y organizaciones en procesos de transformación y empoderamiento. He trabajado en estrecha relación con proyectos ligados al desarrollo social. Como director de Formaser, mi propósito es ayudar a construir espacios sostenibles de bienestar en el campo profesional.

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