Son las 21:29h y estoy volviendo a Girona tras una interesante clase de Yoga Kundalini, toda una experiencia llena de esfuerzo, intensidad, calma y serenidad. Parece complicado unir todas estas palabras en una misma frase y esta disciplina corporal integra todos estos elementos, os animaría a experimentarla los que no la hayáis probado.
Me detengo, respiro, miro la ventana y vuelvo a mi escritura. Estos momentos de parada me facilitan un mayor contacto con las cosas realmente importantes de mi vida y desechar aquellas que interfieren en ella.
Y me viene la formación que finalizo mañana en Barcelona. Es el segundo nivel de una formación que imparto en centros abiertos y he de reconocer que con este grupo de trabajo he cogido un cariño especial.
Es un grupo que está acostumbrado a trabajar con problemáticas sociales graves y os puedo asegurar que la calidad humana que se respira en él es absolutamente estremecedora. Son personas al servicio de personas, abiertas y entregadas a la labor de ayudar y de acompañar. Están en contacto con mucho dolor emocional y es realmente admirable su disposición al trabajo.
Hemos realizado una profunda inmersión en el mundo emocional de las relaciones humanas y vuelvo a confirmar que desde el corazón la intervención obtiene un valor imparable que otorga soluciones consistentes.
¿Y qué es eso del corazón? En mi caso lo entiendo como el equilibrio entre el orden y la emoción. Veo imprescindible que para intervenir desde el corazón hay que conocer el orden del amor y el funcionamiento y el manejo de las emociones.
Todo un reto para seguir profundizando. ¿Os animáis?
Bona nit y hasta pronto.
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